Los biocombustibles son combustibles de origen biológico, que se obtienen de manera renovable y de desechos orgánicos. Los más habituales son de azúcar, trigo, maíz o semillas oleaginosas. Todos estos reducen el volumen de CO2 al absorber a medida que crecen y emitiéndose practicamente la misma cantidad de combustibles convencionales cuando se queman.

Habitualmente se mezclan –en pequeñas porciones- con combustibles, 5 a 10%, ayudando a la reducción útil pero limitada de gases de efecto invernadero. En Europa y Estados Unidos, ya hay una legislación que exige a los proveedores mezclar biocombustibles hasta niveles determinados. Modelo copiado en varios países, con el convencimiento que el sistema ayuda al planeta, reduciendo el efecto invernadero.
Biodiesel : Es el combustible fabricado a partir de grasa animal o aceites vegetales, ya sean usado o sin usar. Los más usados son girasol, canola, soja o jatropha, en muchos casos, estos producidos especialmente para el biodiesel. Alemania fabrica la mayor cantidad de biodiesel del mundo, obteniendo un 63% de la producción, seguida de Francia con un 17%, Estados Unidos con el 10%, Italia con el 7% y Austria el 3%.
Bioetanol : También llamado etanol de biomasa, es un alcohol obtenido a partir del maíz, sorgo, caña de azúcar o remolacha. Sirve de sustituto de gasolinas o naftas en cualquier proporción, las cuales producen contaminación ambiental. El país principal productor de Btioetanol es Brasil, produciendo un 45% de la producción mundial, Estados Unidos un 44%, China el 6%, la Unión Europea el 3%, India el 1% y el 1% restantes, otros países.
Biogas : Es el resultado de la fermentación, por falta de oxígeno, de los desechos orgánicos.
Biomasa : Es la fuente de energía más antigua de la humanidad. Esta es producida con virutas o aserrín de madera, como consecuencia de la limpieza de bosques o incluso de su explotación racional.